sábado, 2 de enero de 2010

Veinte lecciones aprendidas en el 2009

1. Aprendí que prefiero errar a no intentar.

2. Aprendí que equivocarse no es solo una posibilidad, sino también un necesidad.

3. Aprendí que no te limita lo que no posees, sino lo que no sabes.

4. Aprendí que la ignorancia te puede enorgullecer de tal manera que te lleva a rechazar y descalificar cualquier otra propuesta de verdad. Tal actitud nos priva de la posibilidad de mejorar, o bien, de comprobar que caminamos en la dirección correcta.

5. Aprendí que hasta los ríos pueden devolverse, que es esencial tener mi mente abierta al cambio, recibirlo y celebrarlo.

6. Aprendí que los temores revelan áreas de esclavitud mental, emocional y espiritual.

7. Aprendí que la intolerancia, el sectarismo y la codicia son crueles asesinos de la fe.

8. Aprendí que el más grave error táctico del ser humano es prescindir del primer y fundamental recurso que le fue dado: la familia.

9. Aprendí que mis comportamientos, pensamientos y acciones responden a paradigmas, los cuáles deben ser constantemente evaluados, a riesgo de que la rutina y la comodidad me conviertan en una especie en vías de extinción.

10. Aprendí que no conviene aferrarse a nada.

11. Aprendí que son amigos los que perduran en el tiempo. Los que celebran tu diferencia sin envidiarte y pueden respetar tus decisiones sin juzgarlas.

12. Aprendí que mi cuerpo es uno de los más valiosos recursos que me dieron para lograr mi propósito de vida, y es por lo tanto mi responsabilidad darle adecuado mantenimiento.

13. Aprendí que por hablar me estaba perdiendo de la maravilla de escuchar.

14. Aprendí que la diversidad es un deleite.

15. Aprendí algo que solo había leído: mejor son dos que uno.

16. Aprendí que es costoso y doloroso no dar un uso adecuado al tiempo.

17. Aprendí que el activismo anestesia el alma y la conciencia.

18. Aprendí que la religión es un fastidio, una carga angustiante, que ahoga hasta la más ardorosa pasión y se camufla mediante múltiples disfraces.

19. Aprendí que la espiritualidad es simple, tan simple que puede ser reducida a una palabra: amor.

20. Aprendí que solo Dios es indispensable.

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