Sería
excesivamente simplista reducir el triunfo de Luis Guillermo Solís, Presidente
Electo de Costa Rica, a sus habilidades
de comunicador , pero me atrevo a asegurar que estas le dieron la mayor ventaja
en la contienda.
¿ Cuáles fueron ?
1.
Hábil
escucha. Y no solo las palabras. La escucha activa no es
solo poner
atención a las palabras o mensajes emitidos por otros. No es solo prestar
atención mirando a los ojos, no es solo detenerse y expresar con sus gestos que
le interesa lo que el otro quiere decir.
Es, también, “escuchar” las coyunturas, los tiempos, emociones y hacer
una apropiada interpretación de las mismas.
2.
Capacidad
de improvisación: Nunca nadie improvisa en la literalidad de la palabra. La
improvisación planificada es la capacidad de estructurar con lógica las ideas
que ya se han procesado y expresarlas con claridad en un momento en que aparentemente
no se espera hacerlo, o ante una pregunta inesperada.
3.
Tono de
voz amigable al oído: Ni tan alto que asustara, ni tan bajo que no se
escuchara. “Sereno” dijo una ciudadana al ser entrevistada sobre su preferencia
por Solís. El tono de voz en los procesos de comunicación tiene una importancia
de un 33% en contraste con el 7% que tienen las palabras.
4.
Empatía:
Un buen comunicador debe inspirar a la gente, debe tener algo que sea digno de
admirar, pero no debe ser tan elevado que se torne inalcanzable.
5.
Gestualidad
acorde con sus palabras: Tuvo coherencia entre sus palabras y sus gestos. Esa coherencia produce credibilidad. Las poses aprendidas no son buena consejeras,
la hipocresía menos. Alguien podría lograr que le crean interpretando sin ser, pero no podrá fingir permanentemente, y la
desilusión generada en su público será traumática. La mejor interpretación es
la que uno puede hacer de uno mismo: naturalidad.
6.
Fuerte
uso de lo simbólico: Las imágenes se
procesan 60 mil veces más rápido que los textos. Uno de sus grandes éxitos o
los de su equipo fue el hábil manejo de su imagen. Siempre enérgica, cercana,
oportuna y evocadora.
7.
Asertividad:
Siempre amable, pero firme.
Condescendiente pero no blandengue. La asertividad tiene como principio
fundamental el respeto. Respeto a los demás, pero me respeto a mi mismo. Digo
lo que pienso sin descalificar al otro, ni sentir la necesidad de reservarme
mis pensamientos, de disminuirme para
adaptarme a lo que piensa todo el mundo, o algún grupo en particular.
8.
Uso de
emociones. Uno de los errores más grandes que se cometen en empresas y
política es imaginar que las personas son solo razón, o solo emoción. Como
seres integrales no podemos obviar elementos fundamentales de nuestra esencia.
La evocación de la alegría surtió efecto.
9.
Mensaje
creíble: Todas esas cualidades sin un mensaje de fondo, elaborado con
cuidado y fuerte desde el punto de vista
intelectual y moral, no habría servido de nada.
Un hábil comunicador sin contenido, despierta emociones, pero no pasa de
ser un actor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesa lo que pensas, agradezco tus comentarios.